miércoles, julio 05, 2006
Al fin dí el examen de Termodinámica. Hoy comencé el día temprano si la expresión usada es correcta. Me desperté sin haber dormido, y me levanté porque ya no soportaba estar echado. Sin duda una preocupación impidió que mi sueño se completara. Fue una noche no incómoda, productiva en parte y al nuevo día simplemente quedaron las ganas perdidas de haber dormido más. Me dediqué a estudiar para el examen de hoy. Creo que casi toda la mañana. La mamá de José Luis nos sirvió un desayuno rico no bien había pasado una hora de nuestro amanecer. Huevos perfectos, en parejas, me miraron con sigilo. Yo sabía que me reclamaban el ser comidos, y en agradecimiento los disfruté y mucho. Siempre en el desayuno la fundamental leche con café siempre que se pueda. No paramos hasta el mediodía inmersos en lecturas, solución de problemas y más, mucho más cosas de ese tipo. Por fin José Luis se despertó. Gusta de dormir hasta tarde. Yo también gusto de practicar ese deporte pero no estaba en condiciones de tan larga práctica. Llegó la hora y nos dirigimos a la universidad. Para ahorrar tiempo se utilizó el automóvil, José Luis al volante. Es un largo camino pero se disfruta, la compañía es de lo más agradable, y la vista exterior lo distrae a uno suficiente de las preocupaciones. Sentarse a observar y ver que el mundo pasa frente a ti es algo que ya va asociado a transportarse. Desde Musa a la universidad es un trayecto largo, pero no para mí, podría observar desde adentro miles de horas, días y talvez más, sin detenernos, volando por las carreteras y talvez por lugares aún más ajenos. Es el destino que a veces nos quiere llevar por un sitio aparte, pero al que muchas veces no obedecemos porque somos desobedientes por naturaleza, y me incluyo, siempre me quedo en mi mismo sitio, sentado junto a la ventana, en el auto de José Luis, mirando hacia los jardines de todo el mundo, y a los rostros también. Llegamos un poco temprano. Francia jugaba con Portugal para pasar a la final mundial de fútbol. Cuando el auto estaba siendo estacionado, Zinedine Zidane metió gol a favor de Francia de tiro penal. No hubo mucho tiempo para nada más. Un pequeño paseo por los baños, y fuimos a nuestros respectivos lugares de examen. Terminé un poco antes, aunque me tomé mi tiempo. Rogger me llamó. Teníamos un encuentro de cine. Lo encontré en la rotonda de EEGGCC y caminamos juntos hacia Cineplanet. Pero en el camino como siempre hay muchas cosas que detienen nuestra atención. Hoy vimos a Gonta pintado en una fachada frente a nuestra universidad. Y yo presto y oportuno decidí fotografiar a aquel personaje de nuestras infancias. Rogger posó junto a él. Y seguimos el camino. Llegamos un poco temprano a la función. La película acordada fue Ultraviolet. La función la de las 19 horas. Apenas había anochecido en San Miguel. Compramos pop corn, chocolate, soda de naranja (siempre) y un hot dog. Yo chocolate y el hot dog, Rogger. No puede comer chocolate así que yo lo tomé y le cedí el hot dog. La película pudo haber dado más en historia y en muchos otros aspectos. Hasta dormí un poco mientras la veía, afectado por la amanecida de estudio y por lo poco interesante (comparado a lo que yo expectaba). Terminado el momento de cine, caminamos hacia la Iglesia. No todo el trayecto, sólo hasta hallar transporte adecuado. En Lima las calles se mojaban con la precipitación de los cielos. Y nuestros cuerpos, también. No pasó mucho tiempo y él se tuvo que ir con su familia y yo me quedé esperando la mía. Y ahora ya en casa puedo recordar todo lo acontecido hoy. También puedo enmarcar una foto que me recuerde los colores que nos acompañaron, y nos pintaron... Las calles que nos vieron pasar, y los suelos que se quedaron...
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